lunes, 19 de abril de 2010

Leyendo a Estivill

No sé cómo titular esta entrada por que esta semana ha pasado un poco de todo. Nada malo, la verdad pero me encuentro muy cansada. El niño ha tenido unas cuantas noches de no querer dormir en horas, de despertarse a media noche y tardar horas en volver a coger el sueño... Estamos muy cansados.

Da la casualidad que la semana pasada empecé a leer el libro del dr. Estivill Duermete niño. Siempre me tuvo mala pinta el método estivill pero no me atrevía a criticarlo por que no lo había leído. El otro día me lo dejaron por que pensé que aunque no lo pusiera en práctica alguna buena idea o reflexión sacaría... Ayer lo empecé, durante las primeras cinco páginas me pareció gracioso, creía que ese tono era un recurso para enganchar al lector y después haría un punto y a aparte y díria "Ahora en serio". Pero cuando descubrí que era el tono general del libro me empecé a cabrear... He llegado a la pághina 30 y dudo que continúe.

Hace tiempo leí "Bésame mucho" y me pareció un poco tonto que un libro insistiera tanto en que cogieramos, abrazaramos y besaramos tanto como quisieramos a nuestros hijos, es algo obvio, no? Pues ahora lo entiendo que hacía falta ese antídoto con energumenos como el sr. estivill (¿este hombre tiene hijos?). Pero que sarta de sandeces! Comparar al niño con un exprimidor, con un manipulador.. ¡aaaaah! El tema del colecho casi ni lo menciona diciendo que no es buena idea mientras se compadece de la madre que arrastra los pies hacía la habitación de su hija de noche. Pues el colecho evita eso, señor mío sin ningún efecto secundario.

Yo no hice colecho los primeros meses por que tenía el moisés al lado de mi cama y por que me daba un poco de miedo aplastarlo ¡Graso error! Por que me tenía que levantar igualmente para amamantarlo a veces durante una hora y me moría de sueño. Hubiera sido más fácil hacerlo entonces cuando el niño apenas se movía que cuando empecé a hacerlo (al cambiarlo a su habitación a los ocho meses). Y cuando decidí dejar de hacerlo por que me daba miedo que se cayera sólo me costó una semana de malas noches si llegó ¡ya ves tú la tragedia!

¿y que el niño no se duerma en brazos? Si, claro, hoy le doy la batidora y que se haga la papilla él solito… A ver, este hombre se olvida de un pequeño detalle: dormir al niño es un acto de cariño y seguridad para el niño. Y también nos apetece a los padres tener un tiempo íntimo con nuestro niño, que no es ningún grano en el culo, como parece en el libro. Creo que todos los casos que plantea el libro, se solucionarían con colecho, pero, claro, como eso si que es una aberración....