sábado, 13 de agosto de 2011

Verano de aprendizaje para mamá

Mi deber como madre es educar y enseñar a mi hijo pero es curioso como muchas veces pienso que pasa justo lo contrario: mi hijo me enseña grandes lecciones.
Llevo meses con la firme decisión de dejar el pecho, la proximidad de septiembre y la guardería me puso nerviosa y escuché atenta los trucos que hay para quitar el pecho rapidamente sin respetar los deseos del niño. Curiosamente, a tu peluquera y a tu vecina esa estrategia le fue de fábula y su niño enseguida superó el "trauma". Pero no es correcto y es cruel. Miquel ha tenido una infección dde garganta que le quitó el apetito e incluso se negaba a mamar. Creí que era un buen momento para dejar el pecho pero resultó el peor por que en cuanto mejoró un poco seguía sin querer comer pero no se separaba de la teta. Hemos vuelto al pediatra cansados de pelear con él para que coma y nos dieron un jarabe que abre el apetito. El niño no ha perdido peso, así que la cosa no es grave. Por primera vez, un pediatra me dijo que no era buena idea dejar el pecho ahora y que esperara ¡un añito más! Con la entrada en el cole será más fácil, en teoria. ¿Un año más? La verdad es que ya me parece mucho tiempo pero iremos haciendo...La idea de darle un jarabe nos pareció buena aunque nos abvirtió que sería lento. Debíamos dárselo por las mañanas. Pronto descubrimos que fue un error, Miquel no quiere jarabes ni con jeringuillas, no quiere ni probarlos aunque sean dulces. El intento de dárselo resultó desastroso: llanto y pataleta. Pensamos que si iba a ser así cada mañana, el niño acabaría odiando la trona e iba a ser peor el remedio que la enfermedad. No le hemos dado el jarabe pero si estamos variando más su comida. La papilla y los yogures le cuestan, así que se lo sustituimos por bocadillos de pan de molde con queso, salami o nocilla. Hoy le hemos dado melón con jamón y ha dejado el melón solito en el plato, tonto no es. El problema es que es casi imposible que pruebe cosas nuevas.
El aprendizaje de ir al water no es nada productivo si el niño no va contento y la costumbre "lógica" de ponerlo nada más levantarse solo conseguía hacerlo llorar. Si mama un poco antes va feliz e incluso ¡Hace pipi!
Estos días hemos hecho salidas. Después de leer esta entrada en el blog de una amiga sobre Port Aventura tenía pendiente ir a ver Sésamo Aventura. Port Aventura siempre nos resulta cansado pero hicimos el esfuerzo. Miquel iba conmigo en la silla o a caballito de su padre. La parte nueva de Sesamo Aventura relmente es preciosa. Lástima que la encontraramos atiborrada de gente. Vimos el espectáculo y a Miquel le entusiasmó, se hizo fotos con Elmo y subió a aquello en lo que no había cola. A la hora de comer fuimos a la Mediterranea, siempre hemos comido de fábula en el Far West pero pensamos que sería más económico allí (no lo fue) Al niño le pedimos unos nuggets de pollo que se negó a comer, cuando los probé yo para demostrarle lo buenos que estaban le dí toda la razón al niño y le compramos un bocadillo de queso que fue comiendo cuando despistaba la teta (La operación "en la calle no hay teta" vuelve a fracasar). Durmió la siesta en mis brazos mientras veíamos los bailes de la Polynesia.
Resumiendo: Todos los propósitos que me propuse en la entrada anterior no se pueden llevar a cabo pero no me siento fracasada. Creo que estaba equivocada en mi planteamiento. El niño es el que marca el ritmo de los cambios y así debe ser. Ahora desmontaremos su cuna para convertirla en cama, creo que ese cambio si le gustará. El mayor problema que implica esto es que el niño debe cambiar la orientación a la hora de acostarlo pero como las siestas (cuando lo acuesto yo) las hace en el sofá o encima mío... Y si alguna noche lo he de dormir yo a media noche ya me las ingeniaré para acostarlo. Sería maravilloso dormirlo sin teta y en su cuna, pero todo llegará. Niviuk tenía razón.
Miquel me ha vuelto a enseñar como un buen maestro.