miércoles, 17 de mayo de 2023

Burrocracia 2

 En numerosas ocasiones, la realidad supera la ficción. Ni el más avispado de los guionistas puede superar a la vida misma. Vamos a hablar de la renovación del grado de discapacidad. 

Supongamos que tenemos una discapacidad no permanente, cuyo grado se ha de revisar cada cuatro años. No vaya ser que hayas ido a Lourdes y la cosa te haya funcionado. Te dan la cita para la inspección médica dos meses antes de la caducidad de tu grado de discapacidad y te parece plazo más que suficiente para pedir hora al Instituto Nacional de la Seguridad Social para renovar la prestación que te corresponde por tu discapacidad. Un trámite que perfectamente se podría hacer vía interna entre funcionarios firmando algún documento, o algo así.... ¡Ah, no! Perdón, que no vivimos en yupilandia y aquí hay que marear al personal no asalariado, o sea, a ti.

Pero la carta no llega, no llega.... acabas llamando preocupada y te dicen que, aunque el dictamen ya está hecho no se notifica hasta después de su caducidad. La cara que se te queda es de tonto para arriba, seguimos complicando las cosas gratuitamente. No pides cita en el INSS hasta no tener el papel en mano, para tenerlo un poquito antes de que te llegue por correo puedes pedir copia en el Centro de Atención del Discapacitado de tu ciudad. Pero curiosamente, no pueden enviar copia al INSS aun estando dos calles más abajo. Respiras hondo para pedir cita por internet para ir a la oficina. Si, existe la opción de hacerlo telemáticamente, lo que supone tener a tu disposición internet, escáner y paciencia. ¡Qué diablos! Después de dos años haciéndolo todo telemáticamente, pides cita presencial ¡a lo loco! para tres semanas después. Para pedir cita presencial, obviamente, necesitas, al menos, un móvil.

Llegas a la oficina con más de quince minutos de antelación. Ya mal rollito por que la máquina solo te da la vez, aun con cita previa, quince minutos antes de la cita. Oficina casi vacía, tres personas esperando y el segurata y la secretaria de la entrada. Mientras esperas que la dichosa máquina te de tu numero, escuchas a los  dos empleados quejarse de su estresante trabajo ¡La gente viene a pedir información sin cita previa! Que si, que yo sé lo estresante que es superar niveles en Candy crash o llenar el barco en Hay day pero a mí no me pagan para atender al  público debidamente. Al fin, puedes obtener tu código de acceso y miras la pantallita. Pocas mesas activas. Imaginemos que están atendiendo telefónicamente ¿ok?

Te llega el turno y presentas el nuevo certificado de discapacidad, ni DNI ni libro de familia. Ellos lo saben todo (menos comunicarse internamente con Salud). Todo en orden, te da el comprobante de lo que has presentado y adiós. Tan simple, tan sencillo ¿para esto he perdido toda la mañana?

Diez días después, te llega un certificado para notificarte que la prestación se ha suspendido por no presentar los papeles de la nueva discapacidad. Montas en cólera, llamas al teléfono indicado y te dicen que aun no les consta tu trámite en el INSS, que llames en quince días (el nuevo vuelva usted mañana) . Llamas a los quince días y ¡si qué les consta que estuviste en el INSS pero no saben para qué! ¡Coño, para tomar un café con mi amigo Ramón! La prestación sigue suspendida y que vuelva a llamar en quince días. A los veinte días llamas, dándole un poco más de margen a los pobres... Seguimos igual. Al ver tu impotencia, la telefonista te da un link para poner una queja. Así que te toca tener internet, escáner y paciencia para hacer todo el trámite online. 

Conclusión: No existe burocracia interna, el corre-ve-y dile eres tú

                     Falta personal para hacer el trabajo interno, mucho personal

                     Lo de "yo no soy tonto, soy mayor" para el resto de la población es "espabílate como                               puedas"

                    Sin escáner o internet, no eres nadie. 

                    Pide cita en el INSS antes de tener el informe. 


BASADO EN HECHOS REALES.