lunes, 14 de febrero de 2011

El poder de la música

PERDIENDO EL CONTROL

Si, así me siento últimamente. Siento que pìerdo el control de Miquel. Miquel sigue siendo un niño dulce y cariñoso. Me sigue ayudando en muchas cosas: Me recoge las cosas del suelo que le pido, me pasa el teléfono cuando suena, me acerca el bastón… ¡Es un amor! Pero no deja de ser un niño pequeño que me pone difícil según que cosas.

Sabeis que por la tarde me quedo yo sola con él por que así lo quiero y hasta hace poco no me costaba mucho hacerle dormir la siesta, después calzarlo y vestirle la chaqueta. Subirlo a mi regazo y ¡a la calle! Una temporada de paz y tranquilidad que pasó a la historia… Ahora rara vez duerme la siesta. Eso quiere decir que lo tengo que tener entretenido dos horas más o menos. O decido salir a la calle por que fuera lo controlo mejor en mi regazo o con los tirantes. Es algo abarcable siempre y cuando cuente con la colaboración del niño. En estas tardes sin siesta Miquel ha aprendido a abrir la vitrina del comedor y a jugar a tomar el té con el juego de porcelana. Claro, yo no puedo sacárselo a lo bruto y apartarlo de ahí, así que he de utilizar la mano izquierda, jugar con él a tomar el té e írselo quitando poco a poco. El tema de cambiarle los pañales no es demasiado complicado gracias a que lo ato en el cambiador de viaje que pongo en su cuna. Para salir a la calle, tenía que calzarlo y ponerle la chaqueta. Ponerle la chaqueta a Miquel supone un desafío físico y moral para cualquiera, a nadie se lo pone fácil: Se tira al suelo, berrea, huye... Para mí era imposible. Tampoco quería subir a mi regazo para ponerle la chaqueta y los tirantes (ambas cosas indispensables para salir a la calle) Se lo he llegado a poner in extremis en el portal con el niño berreando (los vecinos debían pensar cualquier cosa...). Si, lo sé, debí haberle dejado salir a la calle sin chaqueta para que me la pidiera pero con el frio que hace... Y no ponerle los tirantes antes de salir a la calle es una temeridad. Miquel es muy sensato y va a mi lado pero basta que te fies para que se dedique a explorar mundo. Entre no hacer siestas y los berrinches para salir me hundí moralmente. Me sentía inútil, incapaz de controlar semejante torbellino de energía. Pensé muchas soluciones: Que viniera a vestirlo mi padre o una vecina...No sabía que hacer, iba a perder la autonomía que tenía como madre. Una tarde lo hicimos así, vino mi madre a vestirlo y ponerle los tirantes. Ahora procuro llevarlo más con tirantes que en mi regazo, por que como que ya pesa... Tengo ganas de salir con el andador y el niño al lado pero sé que para eso aun falta. Aun pide muchos brazos.

RETOMANDO EL CONTROL

Los seguidores de este blog sabeis que le ponía a Miquel música clásica cuando estaba en mi útero. Después no volvió a mostrar interés hasta que hace un mes descubrió ¡la batuta! en un programa de Sésamo. Y por ahí ha redescubierto la música clásica. Le encanta dirigir la música con "latuta". Algunas tardes lo he conseguido dormir después de ver videos de Luis Cobos por internet. Hoy ha bastado con ponerle música clásica en su habitación y dejarle dirigir la orquesta un ratito con un palo del soporte de rollo de cocina (su "latuta"), después teta ¡y niño dormido! La cosa va a así: casi siempre hay siesta, antes o después, pero hay días que no hay.

Después vendrá el pleito de la chaqueta pero espero que no haya problema por que hace tres días que no lo hay ¿Por qué? pues no lo sé, pero el niño se deja poner la chaqueta sin problema otra vez ¡Y que dure!!!!! Lo subo a mi regazo, lo ato y la chaqueta se la pongo en el ascensor mirándose al espejo pero esta no es la formula mágica por que he hecho lo mismo otras veces con el niño cabreado. Es normal que el niño vaya madurando y viendo que ciertas actitudes no son adecuadas. Resumiendo: Tengo que un angelito que, a veces, se disfraza de diablillo.