viernes, 29 de abril de 2011

Fue bonito mientras duró

Esta Semana Santa ha resultado cortísima. Salimos el viernes a las nueve de la mañana para Galicia. No podíamos hacer noche en el camino, así que fue agotador. Miquel estuvo bastante entretenido con videos de Pocoyo y películas, pero aun así acabó reventado. Llegamos al pueblo a las nueve de la noche y nos quedamos en casa de una tía mía.
Miquel durmió en nuestra habitación en su cuna de viaje sin ningún problema. Estaba tan cansado... Al día siguiente vimos nuestra casa y encontramos sorpresas agradables y sorpresas desagradables. Nos fuimos a comer pulpo, Miquel lo probó todo y le gustó. La tarde se la pasó jugando con su primita que es solo dos meses más pequeña que él. Cenamos en familia y sin tele ¡por fin! A la hora de ir a la cama, hicimos una prueba: Le dimos el besito de buenas noches, le metimos en la cuna, nosotros en la cama y apagamos la luz. De repente, la luz se vuelve a encender y a apagar, a encender y apagar... Si, en esa casa han pasado cosas de meigas pero esta vez era el señor Miquelet de pie en su cuna jugando con el interruptor. Separamos la cuna de la pared e iniciamos el segundo intento: Miquel se revolvió un poco pero en cinco minutos estaba dormido ¡milagro! Así da gusto.
El domingo iniciamos el viaje de vuelta con tranquilidad para dormir en Navarra. En el hotel, volvemos a hacer lo mismo para dormirlo y vuelve a funcionar. Es fantástico: Miquel come sin tele, se duerme solo ¡Qué maravilla! Pero está claro lo de dormir solo era un milagro provocado por el colecho por que una vez en casa, en su habitación, quiere brazos para dormir como siempre. Y quiso volver a la vieja costumbre de la tele para comer pero se la estamos quitando. La tele se ve fuera del horario de sus comidas y como premio por haber comido bien. Ha costado algún berrinche pero creo que la cosa va bien. También va muy bien el tema de ir caminando al ladito de uno. Sospecho que ya sabe con quien puede correr y con quien no.