lunes, 3 de mayo de 2010

Miquel en la biblioteca, el terror de las nenas.

Hemos decidido ampliar los horizontes de este niño y estos días Miquel ha estado con su mamí en la biblioteca, en el parque, en la playa...

En la biblioteca

Una de las muchas tardes en las que no hubo siesta. Aprovechando que no ibamos a merendar a casa de los abuelos, ya que estos salieron, decidí hacer una pequeña excursión con Miquel a la biblioteca más cercana (media hora con la silla a toda pastilla).

Si, echaba de menos el olor y ambiente de biblioteca. Morriña de los libros, de catálogo, de signaturas.. ¡ay! ¡de trabajar! Me he de sentir orgullosa de lo que tengo pero conseguir trabajar es algo normal en cualquier madre. No tengo ganas de separarme de Miquel pero me gustaría volver algún día al mundo laboral. Bueno, lo que importa ahora es que nada más entrar pregunté por la zona de neolectores y me indicaron que estaba dentro de la biblioteca infantil (gran error, debería estar aislada acústicamente). Entro en la biblioteca infantil y me indican el rinconcito, segundo gran fallo: está elevada del suelo unos 20 cms para que las madres se sienten ahí pero se les ha olvidado poner rampa ¡cachis! No problem, sin bajar al niño de mi regazo, le empiezo a enseñar libros. Todo iba bien hasta que decidió investigar por su cuenta. Le dejé bajar y esa fue mi perdición. Se puso a sonrreirle y hacer monerias a todas las niñas que estaban encantadas pero ¡ay! consiguió subir el pedazo escalón y se puso a tirar libros sin piedad. Afortunadamente, conseguí cogerlo por los pelos y subirlo a mis piernas pero esto provocó su enfado, claro está. Decidí irme ya de allí pero quería consultar el catálogo para coger el libro de "Dormir sin lágrimas". Ese fue mi gran error: a Miquel le encanta jugar con el ratón y aporrear el teclado. Evidentemente, no le podía dejar hacer eso, así que lo volví a dejar en el suelo. Fue peor: Se fue a otros ordenadores. Volver a cogerlo fue una lucha titánica por que quería seguir haciendo de las suyas. Resumiendo: la bibliotecaria echaba humo, menos mal que se apiadó un poco de mí cuando vió el libro que estaba buscando... Está claro que no fue una buena idea llevar a Miquel a la biblioteca. Pienso volver, tengo añoranza, pero el nene se quedará con los abuelos.

En el parque

Volviendo de la biblioteca, como Miquel seguía sin querer dormir, fuimos al parque de al lado de casa a esperar a papá. Como está cercado y había vecinas conocidas, no me dió miedo soltarlo. Su juguete favorito ahora es la tierra, así que no es necesario subirlo a ningún sitio. Menos mal que para sacarlo de allí, lo hizo su padre por que estaba tan contento jugando con tierra y agua que también se enfadó bastante.

Yo he probado de llevarlo de la manita desde mi silla, pero es un auténtico fracaso. No entiende que yo no puedo mover mucho la mano ni hacer todas las vuelta que quiere hacer él. No por que tenga un problema en la mano con que lo cojo si no por que tengo el problema en la mano que me deja para conducir la silla. Aún hay que probar los tirantes pero no lo veo muy claro.


Miquel en la playa

El paraiso de la arena, el sumun de la felicidad. Eso fue para Miquel la playa. Yo me quedé sentadita en la toalla a su lado todo el rato ya que, como ya sabeis, cualquier ayuda técnica para andar se hunde en la arena. Jordi le iba trayendo agua en el cubo para jugar. El tema de las olas y de acercarse al mar no le hizo nada de gracia, la verdad. Para llegar hasta la orilla y volver, Jordi utilizó la mochila Maya y así me pudo ayudar.