viernes, 16 de julio de 2010

Ser madre: Deporte de élite

Estoy agotada. Quizá os parezca exagerado el título pero ahora os explicaré por qué. Miquel es un niño maravilloso, sano y feliz y eso conlleva que no pare un segundo, que todo lo quiera investigar y eso es algo buenísimo. Lo malo es que su madre no sabe cómo seguirle el ritmo.

Ya os conté que a Miquel le encanta la playa. Jordi y yo casi nunca hemos ido por que no nos gusta ni tanto sol ni tanta arena que se mete por todos los sitios. Por no decir que la playa no es un habitat muy apropiado para cualquier discapacitado ya que cualquier ayuda técnica se hunde en la arena. Y más en la arena mojada. Pues bien: Después de pasar dos días achicharrándome al sol mientras Jordi se metía con el niño en el agua, decidí hacer una prueba. Me llevé el trípode para andar por la arena. Un cacharro que pesa "poco" hasta que lo levantas cinco veces seguidas... Pero funcionó: pude estar en la orilla del mar con ellos mojándome. Ya sé que hubiera sido más facil sentarme en la arena donde llega el agua pero ya experimenté hace años y realmente el resultado es algo desastroso para la higiene íntima, no sé si me entendeis.

Decidimos probar otra alternativa: la piscina. Creo que hemos acertado de lleno. El niño se queda sin su querida arena pero, a cambio, hace sus pinitos de nadador en la piscina de niños. Yo fui con el andador y me senté dentro de la piscina infantil la mar de a gusto. ¡Genial! Pero como nos va lo extreme y el padre quiere nadar y a mí también me apetece, hemos decidido probar este sabado de ir a la piscina grande, Eso implica lo siguiente:

Le hemos comprado a Miquel un flotador especial para bebés y el padre estará en todo momento con él. Vamos a ir a una piscina que tiene silla hidrúlica para entrar y salir del agua. Así me será más fácil o, mejor dicho, posible entrar sin la ayuda de Jordi. Y me he comprado un churrito para nadar por que ¡no sé nadar! No, no he conseguido aprender a nadar pero recuerdo que cuando iba a natación me defendía bastante bien con el spaguetti. Ya os contaré si sobrevivo a la experiencia o me quedo dormida en el churro.

Para salir con Miquel sigo utilizando la silla de ruedas y lo llevo encima mío pero cada vez más alterno el llevarlo andando con los tirantes. Él ya se acostumbra y no me es tan cansado.

Pero cada noche llego a la cama reventada, agotada y aun tengo remordimientos por utilizar tanto la silla ¡pero si no puedo más! Encima, esta semanita Miquel te despierta a la una de la mañana, a las tres o a las cinco para no dormir en horas ni con teta ni con nada. Lo que hace es jugar con mis pezones retorciéndolos, y como nunca me fue el rollo sadomaso estoy pensando en dejar el pecho. Pero lo veo muy díficil. Suponemos que no duerme por las muelas o por la misma razón que nos cuesta dormir a nosotros, los treinta grados nocturnos.

Así estoy, sin dormir, cansada, queriendo ir a la piscina, a montar a caballo y mirando sillas bicis por complejo de no hacer ejercicio. ¡Estoy loca!

¿Hago deporte? Si señores, todas las categorias: pesas, montar a caballo, nadar, andar, marcha, trasnochar haciendo pesas. Resumiendo, tengo un bebé de 17 meses.