Lo fácil sería borrar la entrada anterior, pero no sería ni sincera ni justa. Ni sincera con vosotros ni justa con mi padre. Este blog trata de las peripecias de una madre discapacitada. Y, por desgracia, lo más díficil no es cambiar pañales si no lidiar con prejuicios incluso de los más cercanos.
He tenido desencuentros con mis padres, choques por ver las cosas de manera diferente, típico entre generaciones ¿no? Pero al cuidar de un bebé, de mi hijo y estar tantas horas juntos, es fácil que todo salte por los aires. Muchas veces no han entendido mi "manía" de hacerlo todo yo, acusándome de orgullosa. Orgullosa, no pero si quizá quiera demostrar más que nadie por un antiguo complejo de inferioridad. Y por que creo que lo estoy haciendo bien y que es mi responsabilidad hacerlo yo mísma. Creo que llevar a mi hijo encima mío, como hace también su padre los fines de semana, es la mejor demostración de amor extra que le hacemos a Miquel. Cada vez que su padre se pone la mochila, el niño casi casi se le sube por las piernas e igual cuando yo me siento en la silla ¡es para verlo!
Tengo la ayuda de mis padres para cuidar de mi hijo y es estupendo. Un bebé de un año requiere atención continua. No lo puedes poner a jugar mientras tú haces otra cosa a su lado. No, por que él quiere hacer lo que tú haces o que juegues con él. Lo cual es maravilloso, de verdad pero lo cierto es que también debo hacer otras cosas como cualquiera. Y el apoyo que tengo en mis padres, no lo encontraría en ningún sitio. Además, que adoran a su nieto, claro está y eso te da tranquilidad absoluta.
Mis padres, durante mi embarazo, se mentalizaron para cuidar de su nieto y no para esperar a ver hasta donde podía llegar yo. Pero ahora lo entienden y cada vez mme dejan más espacio y tiempo con mi niño. Espero que siga siendo así.
Gracias papás, por todo lo que haceis y nos quereis aunque a veces las cosas se pongan díficiles para todos.
3 comentarios:
Hola estrella. La vez anterior no respondí a tu mensaje porque vi que era un mensaje nacido de la ofuscación y del enfado que todos tenemos en un momento dado previo a la recuperación y toma de valores que ya se ha producido.
Yo soy persona con diversidad funcional, superior sin duda a la tuya pero soy hombre con lo que no concebí. Tuve, no obstante, la experiencia de padre porque crié un niño y también tuve graves encuentros con mi familia. Mi madre no entendió que yo tuviera pareja mucho menos que pudiera ejercer de padre. Todo eso hay que pasarlo.
Como tu, he pasado muchos malos tragos y cabreos como los tuyos, el último me separó casi por completo de mi madre. Un día cuando el niño venía del colegio, supongo que tendría cinco o seis años, llamé a mi madre por no poder llegar a tiempo de recogerlo del autobús y había llamado al colegio para que lo dejaran en una parada diferente más próxima al domicilio de mi madre. Su respuesta fue que no lo recogía que debía haberlo pensado antes, que los hijos tienen lo que tienen y que ya sabía ella que un día u otro iba a tener un problema y que ahora le daría la razón.
Si yo no hubiera sido discapacitado ella, como madre, no hubiera reaccionado así, habría corrido a recibir al nieto pero me estaba castigando. No obstante yo estaba al tanto de esa posibilidad, solo era una discriminación más de las muchas que sufría a lo largo de mi vida y aunque uno nunca se acostumbra a lo malo, estaba preparado.
Llamé al colegio e hice que lo dejaran hasta que llegara yo, que no lo enviaran y la tutora se quedó un rato hasta que yo llegué, media hora o tres cuartos quizá, o sea que un extraño al que apenas conocía hizo lo que mi madre se negó hacer para castigarme. Estuve mucho tiempo sin hablarla y eso también fue duro.
No me arrepiento de nada, la experiencia con tu hijo solo tuya, principalmente tuya, has de ser la protagonista. El chico del que te hablo hoy tiene 28 años. Su foto está en facebook. Vive lejos de mi porque su madre y yo nos separamos hace mucho y nos vemos poco pero por el día del padre me envió una carta, agradeciéndome los años que le dediqué, el espíritu abierto y los valores que le inculqué y mas cosas bonitas que compensan todo, incluso la separación y las horas que por ello no hemos podido compartir. Espero que tu niño un día haga lo mismo.
Un beso.
Me parece que todos los padres del mundo, con o sin discapacidad, han llegado algún día tarde a recoger a sus hijos al colegio (avería en el metro, atasco, problemas en el trabajo) y nadie se ha traumatizado por ello.
¿Por qué los discapacitados debemos demosstrar el doble que los demás? Y es una pregunta que también me hago a mí misma por que gran parte de mi fustración es debida, a veces, a que lo quiero hacer todo yo sola. Y no es malo aceptar ayuda si te la ofrecen. O pedirla, en caso contrario.
Hola Estrella. Esta es la primera vez que te escribo aunque te leo desde el principio.
Ahora más que núnca empiezo a reaccionar. Llevamos más de 2 años intentandolo y hace 2 meses tuvimos nuestra primera consulta en reproducción humana. La Dra.(una mujer)me miró como las vacas al tren.
No sabes lo que estás haciendo, en una silla eres dependiente (Ahhhhhh!!!!!!!), yo no me arriesgo si tus neurocirujanos no lo ponen por escrito, etc, etc, etc...
Hoy hablaba con otra amiga que por la estrucutra de sus manos no puede inyectarse y a la que le dijeron que si ni tan siquiera podía pincharse las hormonas cómo iba a cuidar de un bebe.
Los desencuentros son tantos y la lucha diaria tan agotadora, que un día como hoy no puedo decir que celebremos el día de la mujer, por que para una parte de la sociedad (y mucha de nuestra familia)no somos mujeres, somos bebes dependientes a los que cuidar a su/nuestro pesar, y para los que crear estructuras de bienestar sin contar con nuestras apetencias.
Para mí eres una figura a seguir.
Te tendré al tanto de mis avances
Un abrazo
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