martes, 12 de febrero de 2013

¡Quiero ser mamá!

He pensado en empezar esta nueva etapa de este blog por el principio de todo: el deseo de tener un hijo. Parece un tema simple pero no lo es tanto cuando se lo plantea una persona con discapacidad. Podemos hablar de dos tipos de personas con discapacidad: Las que han adquirido su discapacidad en su nacimiento y las que la han adquirido en su vida adulta. Puede parecer que no tiene por qué afectar pero no es así.

Las personas que conviven con la discapacidad desde su nacimiento llevan sobre sus hombros el sobreproteccionismo familiar desde siempre. Desafortunadamente, su vida social no es tan amplia como desearían, por norma general. Es díficil encontrar pareja, incluso es díficil que se le reconozca sus necesidades sexuales por que resulta muy incomodo hablar de ello en el ámbito familiar (en el que nos movemos más las personas con discapacidad). Hoy en día, las personas con discapacidad pueden disfrutar de varios lugares de ocio pero la mayoría sigue encontrando pareja por internet. Es un tema en el cual no me quiero meter por ahora, así que parto de la base que ya tenemos pareja estable. Por mi própia experiencia y por otras que conozco puedo decir que casi nunca se hace mención a una posible paternidad de la feliz parejita (discapacitada), dando por hecho que no se quieren complicar la vida o, peor aun, que no hacen el amor (si, si, también me lo han contado... ¡no coments!)

Las personas a las que le ha sobrevenido la discapacidad en la vida adulta pueden tener problemas para aceptar su nueva condición, para reorganizar su vida en pareja o, peor aun, para encontrar pareja. A nivel familiar, el mazazo de su discapacidad suele conllevar sobreproteccionismo pero en menor medida. Supongo que hará falta una gran fuerza de voluntad para volver  a tener una vida social activa después del accidente. La decisión de ser madre sigue sorprendiendo igualmente.

Desear ser madre y que socialmente se ignore ese deseo es duro, muy duro. Decidir ser madre es una decisión muy importante que normalmente cuenta con gran apoyo familiar y social. No es así en muchos de los casos de padres o madres con discapacidad. Incluso contando con apoyo familiar (el más importante) se encontrarán con miradas de reproche en una sociedad que aun se empeña en etiquetar a las personas por su apariencia. Creo que este deseo no se elije, es algo que te  nace de dentro y puede surgir antes o después. En mi caso, nesecitaba tener un hijo para sentirme realizada. Esta frase la puede pronunciar cualquier mujer, esta por encima del hecho de ser discapacitada o no. Dependiendo de nuestro bagaje interior y de nuestras cirscunstancias nos costará más o menos expresar este deseo a nuestro entorno, a nuestra pareja...

Vamos a plantear un caso fácil: mujer con discapacidad con pareja estable... Vale ¡me habéis pillado! Hablaré de mis elucubraciones de antes de buscar el embarazo y de lo que pienso ahora desde la experiencia que debería haberme planteado:


  • Tener un hijo significa cambiar el orden de prioridades de tu vida ¿este cambio tan radical es absolutamente necesario para tu felicidad y la de tu pareja?
  • ¿Qué nivel de ayuda eres capaz de aceptar? Tu bebé será como tu cachorrito y créeme  las hormonas te jugarán malas pasadas.
  • Ser muy consciente de tus limitaciones. Saber o estar casi segura de las tareas de madre que podrás realizar y aceptar aquellas en las que necesitarás apoyo o ayuda o suplencia.
  • Valorar si cuentas con esa posible ayuda para algunas tareas y mentalizarte para aceptarla (en este último punto suspendí estrepitosamente)
  • Conseguir los complementos necesarios para una maternidad lo más autónoma posible. Las ayudas técnicas de puericultura por así decirlo: portabebé, moisés bajito o alto, cambiador al gusto del  consumidor...
  • Conseguir que tu entorno familiar conozca tus deseos y límites como madre para evitar malos entendidos. 
Todo esto no es nada fácil, se requiere una gran dosis de autoconocimiento y confianza en sí misma. Confianza en tí misma tanto como para hacer las cosas por tí misma, como para aceptar la ayuda de los demás.



2 comentarios:

Silvia RM dijo...

Vaya, he caído por casualidad en tu blog.

Así que voy a ver que se cuece por aquí :)

Saludos

Anónimo dijo...

Hola. Es muy cierto lo que comentas. Yo tengo secuelas de polio desde casi una bebé. Creci sobreprotejida de mi abuela, pero mi madre me dió la confianza y me considero afortunada por lo que he podido hacer. Me he desarrollado profesionalmente, como mujer y ahora como madre. En esta ultima y nueva etapa me he encontrado con nuevos retos y reconocimiento de aquello que no puedo hacer sola. Gracias a Dios cuento con el apoyo de mi marido.