¿Cuantas veces pensamos eso los
padres? Por supuesto, cada persona es especial y cuando esa persona
ha salido de tu vientre, de tu amor y va descubriendo la vida y el
mundo contigo es especial. Los que conocéis mi maternidad desde los
inicios, sabéis las dudas y los miedos que hubieron durante la
gestación: El riñón izquierdo del niño no aparecía en las
ecografias desde la semana 20 por estar desprendido y fuera de sitio.
Calculo que en cuatro años se le han
hecho unas 10 ecografias. En todas ellas nos decían que el riñón
que había dejado de desarrollarse antes de la semana 20 de gestación
seguía sin desaparecer. Pregunté mil veces al nefrologo cómo era
posible que un órgano que se empieza a formar en la semana 12 y que
deja de hacerlo en la semana 20 de embarazo o antes fuera de un
tamaño tan considerable y preocupante. Siempre me contestaron que
era posible. Tampoco le dieron mucha importancia a la información
facilitada por nosotros sobre la gran capacidad que tenía el niño
para aguantar el pipi muchas horas.
Decidimos operarlo por que el
persistente e inútil riñón presentaba bultitos. En cada ecografía
se identificaba este riñón anómalo cerca de la vejiga... Mi hijo
entró en quirófano para una operación de horas, no sabíamos
cuando saldría aunque sabíamos lo que le iban a hacer: extraerle
el riñón izquierdo mediante tres incisiones minúsculas.
El día de la operación, Miquel se
levanta feliz, casi excitado. Cosa rara en él, ya que le cuesta
mucho despertarse. Sabe que los médicos le van a curar un riñón.
Ya en el hospital, el tranquilizante lo excita más aun y entra en
quirófano receloso de la mano de una enfermera.
Después de casi cinco horas de espera
angustiosa, la cirujana nos explica que la operación ha ido bien
pero ha sido completamente diferente a lo que esperaban. Al abrir, se
encontraron con que lo que ellos creían el riñón izquierdo cercano
a la vejiga era otra vejiga anexa. Las vejigas, al contrario de los
riñones, tienen una superficie rugosa, lo que se confundió con
bultos en su momento. El riñón izquierdo también se encontró pero
era insignificante. Decidieron extraerle una de las vejigas y
reconstruirle la que se quedó. Mi niño ha pasado horas y horas de
dolores y angustias estos días y quizás esto no hubiera pasado con
un diagnóstico correcto ya que, quizás, no lo hubiéramos operado.
Todo el personal que le ha atendido estos años se ha sorprendido
mucho y hablan de un caso único. Ahora nos esperan unos cuantos días
en el hospital todavía.
Siempre he pensado que mi hijo es
especialista en romperme los esquemas y esta vez lo ha vuelto a
demostrar. No solo a mí, a todo un equipo médico.
1 comentario:
Después de una semana ingresado en la que mi hijo ha tenido fiebres y múltiples molestias. En esta semana le han intentado sondar dos veces sin ningún tipo de sedación (al final les obligamos a sedarlo aunque tuvimos que firmar para ello). Me planteo seriamente poner una queja al hospital por todo este sufrimiento inesperado. Por un diagnóstico completamente erróneo que nos ha llevado a consentir una operación para que al final le hicieran una operación completamente diferente con un postoperatorio mucho más traumático y con una duda rondando nuestra cabeza ¿todo esto era necesario? Si después de más de una docena de ecografías no saben distinguir una vejiga de un riñón ¿Qué cabe esperar?
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