El parque zoologico es un gran atractivo turístico para todos y, en especial, para los niños. En mi libro, Diario de mamá canguro (a la venta en Amazon, la Casa del libro y Abacus), explico ampliamente las barreras que nos podemos encontrar en este espacio tan familiar. Lamentablemente, he de hacer una pequeña actualización sobre el tema ya que seguimos sin ponernos las pilas.
El parque ofrece un gran descuento en la entrada para personas con discapacidad pero, una vez dentro, parece que las personas con diversidad física solo tienen garantizado poder ir al baño. No se ha hecho un estudio serio de accesibilidad en el parque de forma global. Es sorprendente que en un espacio realmente llano y fácil de convertir en plenamente accesible se encuentren tantos obstáculos.
En esta última visita entramos al parque a la hora de comer. El parque ofrece varios servicios de restauración. Esta vez quisimos probar Les aligues (al lado del número 11 en el mapa del zoo). Un restarante de carne a la parrilla, hamburguesas (teníamos hambre....). Cual fue la sorpresa que para hacer el pedido había que subir cuatro escalones y comimos en la terraza que tenía un pequeño escalóm o tres (dependiendo de la mesa) por que yo puedo levantarme de mi silla de ruedas y pasar a un banco pero estamos de acuerdo que esto no es lo ideal (no todo el mundo puede dejar la silla de ruedas así como así, lo explico por si alguien no lo pilla). Para entrar en la terraza había un pequeño escalón. Si ya partimos del hecho que hay que hacer el pedido en un sitio completamente inaccesible ya vamos mal. La mayoria de recintos de animales no presentan dificultad pero, me repito, se debería de tener en cuenta la visibilidad que se tiene desde una silla de ruedas ya que en demasiadas ocasiones debemos estirar el cuello para poder ver algo. El delfinario ha cancelado el espectáculo que hacían con los delfines por presiones ecologistas pero aun así se puede visitar y ver como juegan con sus cuidadores con pelotas, no hay ningún problema para acceder aunque el lugar adaptado es muy cercano al agua y el riesgo de salpicaduras es alto (pero como los delfines van un poco a su aire no salpican mucho)
Creo que sería importante que los responsables del zoo se sentaran en una silla de ruedas para darse una vuelta por el parque. Solo entonces se darían cuenta de los escalones insalvables, de los obstáculos insalvables que aun existen en el parque. ¿Porqué cualquier persona puede acercarse a ver el faconero y yo no puedo aproximarme a su cerca (stand 69)? Numerosos cercados deberían ser revisados pensando en la visibilidad de una persona usuaria de silla de ruedas. Después de tanto paseo, puede que nos haya entrado ganas de picar algo. Cerca de una agradable fuente hay dos puestos de helados y pica pica con mesas de picnic. Aquí volvemos a precisar de alguien que nos efectue la compra y buscar un banco ya que tanto las mesas de picnic como los puestos de helados son inaccesibles (cerca del número 8). Por último, fuimos al parque infantil, correctamente adaptado.
Fue un día agradable aunque te vas con la sensación que nadie ha pensado realmente que las personas que visitamos el parque utilizando silla de ruedas tengamos otras necesidades a parte de ir al wc, que, para mas inri, incluye cambiador de bebé.
PLANO DEL ZOO DE BARCELONA
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