viernes, 4 de septiembre de 2020

Cuando la realidad supera la ficción

 Hace mucho que no paso por aquí, hace mucho que no os escribo sobre la maternidad, que todo se vuelve rutinario pero ha llegado el año 2020, un año que nos ha puesto a prueba a todos, ha sacado lo mejor y lo peor de nosotros mismos para luego, no nos engañemos, dejarnos igual o peor que antes. Peor por haber creído saborear esa oportunidad de formar parte de una sociedad comprometida y empática que pareció existir durante la cuarentena y después se esfumó como por arte de magia.

Así que si en 2020 todo el mundo se cree con derecho de ser protagonista, con razón o sin ella ¿por qué iba a ser yo menos? Porque ser menos que majaderos anti vacunas o seguidores de Miguel Bosé....  Pues ala, aquí tenéis una opinión más, la mía.

Lamento comunicaros que mi opinión coincide bastante con la de la OMS... Así que aquí no hablaré de antenas 5G o teorías conspiratorias,  así que puede que pierda parte del interés este post pero espero que les baste a mis seguidores, a los que considero sobradamente inteligentes. 

¡Pandemia mundial! Quien de aquí puede contar como superar una pandemia? Generalmente, ante un problema de gran magnitud, se buscan antecedentes, se valora la situación, te informas sobre experiencias parecidas y actúas en consecuencias.... Vale, pues eso, cuando se trata de una pandemia por un virus desconocido va a ser casi imposible. Supongamos que podamos hablar con un superviviente de la gripe española (que ya es mucho suponer) de 1918 y preguntarle como superó aquello. Seguramente, se reiría en nuestra cara. Cien años después nuestra cuarentena y reclusión deben parecerle un paraíso.... Pero los consejos a seguir eran básicamente los mismos, mascarilla y distancia y solo se superó con eso sin contar con vacunas y dejando millones de muertes detrás.  Evidentemente,  queremos que esto no se repita.  Ya hemos tenido demasiados muertos.  Pues ahora, en 2020, parece que la gran preocupación de esta sociedad tan avanzada es seguir con su vida como si nada. Como si ignorando el problema, este fuera a desaparecer, repudiando las mascarillas que nos protegen y creyendo que la cosa no va con ellos  ( se han creído demasiado aquello de que el universo te da lo que piensas) Y si ya es difícil sobrellevar una situación así,  valorar los riesgos y dirigir tu vida en todo este caos,  es bastante más difícil cuando no eres solo responsable de tu vida, si no de la de tu hijo. Ser padres en tiempo de pandemia debe ser algo así como conseguir el Cum laude en maternidad con sangre, sudor y lágrimas. 

El 2020 lo empecé con energía, con ganas de cambios y mejoras en mi vida.  Por fin me veía libre de las secuelas de la toxina butolinica (eso da para otro post), mi hijo ya reclamaba las llaves de casa para venir del colegio,  yo decido volver  a apuntarme a un gimnasio para superar mis dolores musculares..... 15 días después de apuntarme y sentirme realmente bien empezó el confinamiento (esto parece un chiste malo de los buenos propósitos de año nuevo o del colmo de gafes). Cuando decido al fin dedicarme un poco de tiempo a mí misma todo se cierra y todos nos quedamos en casa estupefactos ante la pandemia que avanza.  Tener a mi pareja a mi lado es un gran puntal porque odio la incertidumbre y es lo que impera este año.  Mi hijo he de decir que tuvo videoconferencias con niños de su centro de actividades y estuvimos muy bien acompañados por sus monitores.  Las clases online llegaron y a mi hijo le hacía muy feliz sentirse autónomo delante del ordenador.   Mi hijo es el que mejor llevó la cuarentena (siempre le ha costado salir casa, algo bueno debía tener eso) . Otra cosa,  es que como madre te duela que ninguno de sus compañeros le llamara o preguntara por él  aunque él se emocionara y se desviviera por ser amable cuando se conectaban. La atención personalizada que yo le proporcionaba más los apoyos del colegio han hecho que me sintiera orgullosa de sus avances estos meses.

La desescalada me daba bastante miedo. Mi hijo podría estar excento de llevar mascarilla pero afortunadamente la aceptó sin problemas y era muy consciente de la situación y en las salidas diarias casi siempre volvíamos a casa antes de la hora. Realmente, mi hijo no representaba ningún problema salvo que a veces se ponía muy inquieto en casa pero quien no... Tampoco ha sido fácil el tema de llevar la mascarilla de forma correcta, con la nariz cubierta pero después de probar varios modelos, se ha conseguido. Nunca he llevado bien la incertidumbre y  esta es la situación más incierta que creo recordar y no puedes hacer nada porque realmente no depende de ti.  Sé lo suficientemente de psicología de quiosco para saber que cuando algo no puedes cambiar, debes aceptarlo y adaptarte a los cambios impuestos lo mejor posible. Y eso hemos hecho, adaptar nuestra vida a las nuevas condiciones. 

Con la desescalada y la nueva normalidad, hemos tenido que tomar decisiones difíciles. No olvidemos que yo tengo una gran discapacidad y mi hijo solo tiene un riñón.  Se habla mucho de las muertes producidas por el COVID y poco de las secuelas permanentes de los que lo superan, desde dificultades para hablar o caminar por daños musculares o neurológicos  hasta daños renales.  Y como en mi familia ya estamos más que servidos de todo eso pues ¿qué queréis que os diga?, el coronavirus cuanto más lejos mejor.  Hace dos años pensaba al lado de una cama de hospital que lo peor no es morirse, lo peor es lo que se sufre para ello. Y lo sigo pensando.

Así que este verano hemos extremado las precauciones y hemos salido muy poco,  la verdad.  Mi hijo ha ido con su abuelo a la piscina y poco mas.  En mayo lo apunté a una escuela de verano (esplai) para julio porque ya se planeaba la desescalada para esa fecha e,inocente de mí,  crei que eso implicaría que la epidemia estaría controlada porque de no ser así no permitirían hacer escuelas de verano. Pues se han permitido y como mi hijo iba con mas compañeros excentos de llevar mascarilla y no la llevaban, solo me garantizaban la distancia de seguridad con los monitores (por que si se cumplía la distancia de seguridad no era obligatoria la mascarilla) ¿Distancia de seguridad con los monitores de niños con hiperactividad? Otro chiste  malo... En fin, fui a cumplimentar los papeles con mil dudas y el último papel a firmar era uno en que me informaba que había una pandemía y eximía de responsabilidad a los organizadores en caso de contagio. Firmar esa barbaridad me dejó temblando. Aquella noche tuve un ataque de ansiedad muy fuerte y al día siguiente lo borré del esplai. Mi hijo se ha pasado el verano en la piscina con su padre o con su abuelo. Yo este año he renunciado a ir ya que cada año es un caos el uso de la silla hidráulica y este año hubiera sido imposible mantener las medidas de seguridad con ese servicio. Salir a la calle y ver personas sin mascarilla, en grupitos sin distancia de seguridad no me da ninguna tranquilidad y el número de contagios sigue creciendo. Y mejor no hablar de los Fakes, Pàmies y demás estafadores por que esto parece de la Edad Media.

Y cuando, mas o menos, lo tienes todo bajo control ves en el horizonte la vuelta al cole, y se te ponen los pelos como escarpias. Permitidme la licencia de dejarlo para otro post. No quiero que se os indigesten tantas incongruencias.

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