viernes, 9 de septiembre de 2016

Verano azul. Añorando la rutina

En la última entrada, os conté nuestro verano en lineas generales pero sin hacer referencias a los buenos y malos momentos de mi hijo. Mi hijo tiene TEA y esto implica una serie de circunstancias que se han de resolver. El verano puede ser un periodo conflictivo para cualquier familia azul ¿Por qué? Por la ausencia de obligaciones y rutinas. A priori, esto es sinónimo de paz y tranquilidad pero no siempre es así.

Cualquier niño necesita vacaciones, desconectar de la rutina, obligaciones.... Mi hijo también necesita tiempo para el ocio y lo ha tenido. Por eso ha ido un mes al esplai. Ir al esplai era una actividad de ocio estructurado que conllevaba una rutina y un horario. Por esto mismo, en julio, no tuvimos ningún problema. Pero la cosa cambia cuando se acaba el tener un horario y una agenda rígida. Aqui es cuando aparece la cara oculta del autismo (oculta en el caso de mi hijo)

En Galicia nos olvidamos de agenda y de horarios para darle un respiro al peque y redescubrimos su rígidez. Su rígidez ante cualquier cambio o imprevisto. Su negativa obstinada a hacer cualquier tarea de repaso escolar, su rabieta ante la simple idea de salir de casa o de comer fuera. Suponia un desgaste continuo. Había avanzado mucho en los últimos meses de colegio pero ahora se negaba a repasar cualquier contenido. Pretender avanzar en algun aspecto escolar es una quimera que imagino cada inicio de vacaciones. Es injusto para el niño ocupar sus vacaciones con tareas pero solo pretendía alimentar su amor por la lectura. De todas formas, respiré aliviada cuando hace dos días la logopeda me aseguró que no había  retrocedido en sus avances.

Cada verano es más fácil pero aun  así deseo que empiece el colegio. Su rigidez va en aumento y su negativa a salir de casa espero que desaparezca poco a poco al iniciar el nuevo curso escolar. Por que ya empiezo a sentirme rehen en mi propia casa.

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